Ceuta ha saltado a los medios informativos por la detención de unos islamistas yihadistas que pretendían practicar la guerra santa. Además, el Observatorio sobre el Yihadismo advirtió de los riesgos de un movimiento terrorista en el Barrio Príncipe de la ciudad autónoma. Y por si fuera poco, cinco militares españoles de origen marroquí graban una quema de la imagen del Rey y la cuelgan en Internet.
En este ambiente, el Gobierno ha tenido la feliz idea de aprobar un RD por el que se traspasan a la ciudad de Ceuta las funciones y servicios en materia de transporte por carretera y por cable. La decisión se tomó el pasado 30 de noviembre en la Comisión Mixta de Transferencias Estado-Ciudad de Ceuta y ha sido ratificado por el Consejo de Ministros del pasado 15 de diciembre.
El ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, se jacta de que se trata del primer traspaso que recibe la ciudad desde 1998. Con ello, Ceuta aumenta su nivel de autogobierno y completa el desarrollo de su estatuto de autonomía, señala Sevilla que desconoce o quiere desconocer- que a mayor autonomía de Ceuta, más débil es la posición española en relación a las aspiraciones anexionistas de Marruecos.
Entre las nuevas competencias transferidas se encuentran las autorizaciones de transporte y de actividades auxiliares, el arbitraje de transporte a través de la Junta Arbitral, las tareas de inspección y sanción, la capacitación profesional y la expedición de certificados de conducir para los extranjeros, es decir, para los marroquíes. Todo parece apuntar a que empieza el proceso de entrega de las ciudades autónomas a Marruecos anunciado por el diplomático socialista Máximo Cajal.
Porque Ceuta no es la única. En Melilla, el gobierno va a rehabilitar los antiguos almacenes Las Peñuelas de Melilla para establecer un Museo Sefardí y Bereber con cargo al llamado 1% cultural. Todo un guiño a lo musulmán y una dejación de la tradición cristiana de la ciudad.