Sr. Director:
Decimos que el tiempo pasa volando y este mes no quiero que se me pase. Como todo lo que no quiero para mí, no lo quiero para los demás, he pensado escribir estas líneas.

Posiblemente todos coincidimos en un punto común: el amor a las madres ¿Quién no les reconoce su valía? Pues eso.

Mayo es el mes dedicado a cuidar más los detalles de cariño con nuestra Madre, que nos protege y nos da consuelo, que nos escucha, que hace valer nuestras súplicas frente a Dios mismo.

No es que el resto del año esta práctica del rezo del Rosario caiga en el olvido, pero desde luego, para las ocasiones nos engalanamos, vamos a la pelu, nos compramos un trapito, nos pintamos los labios-ellas- o nos peinamos el bigote-ellos- y sombrero en mano y tacón en alto, acudimos a la fiesta a la que estemos invitados. Si los anfitriones son de la High society, ni te cuento.

Vale. Pues mayo es una fiesta, estamos invitados, y la anfitriona es lo más de lo más.

Si luego se os pasa el mes sin echar un rezo, aquí no vengáis a pedir cuentas.

Mª Luisa García Ocaña

tomillar85@gmail.com