• Según un informe del sector puede provocar unas pérdidas netas de 17.500 millones de euros.
  • Los alemanes no soportan que la banca española gane dinero con la intermediación en deuda pública.
  • La nueva normativa castiga la cartera de negociación pero también la cartera a vencimiento (aunque menos).
  • Aunque también es verdad que los bancos han invertido en deuda para no invertir en crédito al sector privado.

Vamos por partes. Según el último informe sobre Estabilidad del Banco de España, la banca española tiene en su cartera deuda pública por valor de 400.000 millones de euros, sobre un total de 640.000 millones en deuda fija. Bueno, algo es algo, ante los nuevos test de estrés, nuestros bancos han soltado lastre (lastre que hasta ahora ha resultado un gran negocio, dicho sea de paso) y a 31 de diciembre estábamos hablando de 355.000 millones de euros en deuda pública.

Y han reducido exposición de deuda por dos razones que se explican por un solo motivo. Por la llegada de los examinadores, de los nuevos test de estrés de la troika (ahora más bien del BCE) y por la otra razón, por la que no se puede seguir viviendo de la bicicleta financiera como base del negocio bancario: coger dinero al 1% en el BCE y comprar deuda pública al 4%). Pero, a efectos prácticos, esas dos razones tienen un sólo motivo: a los alemanes les joroba que los bancos españoles ganen dinero con sus inversiones en deuda y pretenden fastidiarles el negocio.

Así, han conseguido que los nuevos test de estrés utilicen una nueva normativa que ni tan siquiera está definitivamente fijada, pero que procede de donde procede toda la estructura de la contabilidad bancaria mundial, esto es, del Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS) (en la imagen), una de los instrumentos más eficaces del Nuevo Orden Mundial (NOM), no especialmente amigo de España y donde Alemania manda mucho más.

En pocas palabras, la nueva normativa amplia las provisiones obligatorias para la inversión en deuda, así como su coste de capital, es decir, sobre el coeficiente de recursos propios. Ojo, hablamos de provisionar y gravar en capital tanto la cartera de vencimiento como la de negociación. Se entiende que se penalice la segunda pero ¿la primera Los Estados también pueden quebrar pero, caramba, no ocurre todos los días.

Pues bien, seguimos con las cifras. De esos 355.000 millones de euros de deuda pública en los balances de la banca española, sólo un 15% es cartera a vencimiento, el otro 85% es cartera de negociación, la más afectada por la nueva normativa, la más penalizada. Pues bien, según cálculos de la patronal bancaria AEB, la nueva normativa supondrá unas pérdidas (según el modelo de rating de S&P y Moody's) de 2.000 millones de euros en la cartera a vencimiento y de, atención, de 25.000 millones de euros en la cartera de negociación (17.500 millones de euros netos de impuestos).

¿Puede revertirse o alegrarse esta situación Sí, claro. En primer lugar, porque aún no está claro cuál va a ser la normativa definitiva ni los criterios de loa examinadores de los test de estrés. También porque los bancos han ido haciendo ajustes y porque la ampliación de los nuevos criterios puede hacerse de forma gradual. De hecho, el mismo informe del propio sector se sitúa en el peor de los escenarios posibles y hablar de provisionar y ajustar capital durante varios años. Por ejemplo, hasta 2016 un 60%, es decir, unos 10.500 millones de euros.

En cualquier caso, cuando la banca española empieza a salir del agujero, Alemania, la troika, el BCE y, al fondo, el BIS, le empujan hacia otra.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com