La técnica de utilizar un grupo de prensa para conseguir un objetivo empresarial no es nueva. Y no es que el periodista esté comprado. En tal caso, las grandes corporaciones compran al editor (que ese siempre está en venta). Al plumífero se le compra con información, ofreciéndole exclusivas. Lo que ocurre es que Fernando Martín, uno de los poseedores de suelo más importantes de España (ergo, una de las fortunas más importantes del país), está pasando de la raya. Martín mantiene una espléndida relación con el grupo Recoletos de información económica, y utiliza al diario Expansión para librar su particular batalla con la constructora Sacyr Vallehermoso (SV).

 

El asunto es muy sencillo. Martín (y su Martinsa) posee un 6% de SV. Martín aspiraba a convertirse en el primer ejecutivo de Vallehermoso, como experto comprador de suelo y promotor que es (más lo primero que lo segundo, porque lo suyo es la especulación). Luis del Rivero, primer ejecutivo de SV, le advirtió que no podía estar en misa y repicando; que no podía mantener Martinsa y, al mismo tiempo, dirigir a un competidor, como Vallehermoso. Martín se planta y exige que se le recompre su 6% de SV a 15 euros, cuando había comprado a entre 9 y 10 euros. El Consejo se niega y le dice que venda en Bolsa (ha llegado a rozar los 14 euros). Martín exige 15 y, como instrumento de presión, comienza el baile, especialmente a través del periódico económico más importante de España, como es Expansión.

 

Por eso, cuando oigan hablar ustedes de la altura de la torre de SV en el Paseo de la Castellana, o de las presuntas dificultades financieras de Sacyr (algo así como echar piedras contra el propio tejado), o de que SV ha despedido a una ex ministra (Elena Salgado, nueva responsable de Sanidad de Zapatero, que lideró, hasta hace dos meses, Vallehermoso Telecom), piensen que están en una campaña organizada. ¿Con verdades? Pues claro: no hay campaña más mentirosa ni más eficaz que la que emplea verdades para explicar la realidad. El truco consiste en resaltar aquello que la gente está dispuesta a creer, aunque sea falso, y omitir lo que la gente no está dispuesta a aceptar, aunque sea cierto. Por ejemplo, SV no atraviesa dificultades financieras a pesar de sus recientes compras. Sin embargo, con el apoyo de algún competidor (por ejemplo, Ferrovial) la especie ha circulado por medios tradicionales y por  Internet. Y la especie ha sido aceptada y creída. ¿Por qué razón? Pues, muy sencillo, por el enfrentamiento entre la compañía norteamericana de control de riesgos Standard and Poor's (S&P) y SV. Luis del Rivero llegó a afirmar que estaba estudiando si llevar a los tribunales el pésimo informe de S&P, compañía que trabajaba para Ferrovial durante la licitación de la empresa pública ENA (muy cierto, las empresas de análisis de riesgo también realizan actividades de asesoría, sólo que aquí eran juez y parte). Y qué casualidad, S&P y el diario Expansión realizan muchas actividades juntos.

 

En resumen, si alguien afirma que SV tiene dificultades financieras siempre podrá acudir a una compañía de tan irreprochable prestigio como S&P, bien relacionada con los medios informativos. Y si, en paralelo, hay un accionista cabreado (recuerden los grandes escándalos surgen de estos tres colectivos: el accionista cabreado, el empleado despedido o la mujer despechada), bueno, entonces, la sensación de certeza es aún mayor: la noticia viene por varios frentes aparentemente dispares.

 

¿Cómo va a terminar todo esto? Pues, como casi todas las batallas: el que aguanta, gana. Si SV aguanta, la próxima Junta de Accionistas bendecirá sus emisiones de deuda ya colocadas, y Fernando Martín tendrá que conformarse con seguir cortando el cupón o con vender en el mercado. El problema es cuando una mentira mil veces repetida incide sobre una empresa sin la fortaleza financiera y, sobre todo, de capacidad de generación de recursos necesaria: ese es el punto más grave.