Este no es de los que cobra el dividendo (cuanto mayor, mejor, estamos de acuerdo), sino de los que provocan fusiones, fisiones, engordamientos y troceamientos, a mayor gloria, no de los accionistas, sino de los grandes accionistas, es decir, de él mismo. El especulador es de los que piensa que, "a largo plazo todos muertos". Frère es, ante todo, lo contrario a la política industria de la caixa, a quien hay que agradecer su dedicación alas infraestructuras básicas, las que exigen mayor inversión inicial y más tiempo de amortización pero que, al final, dan uno frutos espléndidos… para el inversor y para la sociedad.
Porque hablemos claro: tras la compra por parte de don Alberto de un paquete de Iberdrola, y con lo que blasona don Florentino por la City madrileña, sólo puede haber dos opciones: o fusionar Suez con Iberdrola o trocearla. Trocear es la moda, nacida en la operación ABN y en los intentos de Emilio Botín por quedarse con una porción de un BBVA atacado por un tercero… conchabado con don Emilio. Es verdad que Gas Natural e Iberdrola con la famosa primera OPA sobre Endesa, iban a trocear Iberdrola, pero eso no debe ocurrir. Personalmente adoro las pymes, pero no en sectores que exigen inversiones tan cuantiosas para cubrir un suministro tan básico como el eléctrico. Trocear no es crecer: es canibalismo empresarial.
Lo segundo que preludia la inversión de Frère tampoco es como para tirar cohetes: una fusión entre Suez e Iberdrola. Iberdrola es tan grande y mucho más rentable que Suez, pero ya se sabe quién ganará y a que intereses servirá. En primer lugar, Suez, con Frère como primer accionista, es una empresa privada de derecho y pública de hecho. Los franceses han tejido una tela de araña alrededor de sus empresas estratégicas para hacerlas inabordables. Así, entre Gaz de France, EDF, la nuclear Areva y la banca pública francesa controlan el 12% de su capital. Y por si fuera poco, Suez es el socio de La Caixa en Agbar y ahora en Gas Natural. Ojo, en Agbar es socio mayoritario, dado que posee el 51% de HISUSA, mientras La Caixa abandonó el capital de la francesa el pasado mes de enero. En definitiva, fusionar Suez e Iberdrola es dejar el control de la eléctrica más rentable de toda Europa en manos de los muy poco rentables franceses de Suez, con la intención primera de que el señor Frère de un pelotazo y la intención segunda de que el Gobierno francés –que no Francia- nos colonice industrialmente.
Como será el asunto que hasta el propio presidente de Repsol YPF, Antonio Brufau, el mismo que lanzó desde Gas Natural una OPA cobre Iberdrola, el mismo que en agosto del pasado año 2006 estuvo a punto de firmar un acuerdo de fusión amistosa entre las dos empresas, ahora se opone a una fusión entre Repsol YPF-GN e Iberdrola. Y eso que Brufau ha sido consejero de Suez hasta anteayer y amigo personal del presidente galo, Gérard Mestallet
¿Es que los españoles no hemos aprendido del caso Endesa lo que nunca se debe hacer? Ahora ENEL, la empresa menos rentable del sector eléctrico europeo, necesitada de dedicar toda su atención a la generación en casa, en un mercado como el italiano, de 60 millones de personas, fagocita Endesa. ¿Es que vamos a perder el otro gran campeón nacional? Endesa la perdimos por una bronca cainita entre madrileños y catalanes. Iberdrola podemos perderla por una bronca, igualmente cainita, entre un salmantino y un madrileño, entre Ignacio y Florentino, entre Sánchez y Pérez.
No, señor Fornesa. La Caixa no puede colaborar en esto por muy resentido que esté por la OPA de Gas Natural y el bloqueo –que lo hubo- de la derecha madrileña. La virtud de mirar un poco más allá de los rencores personales recibe el nombre de magnanimidad.
Eulogio López