Washington podría retirar su apoyo a las familias Al Saud de Arabia Saudí y a Al Shabá de Kuwait. En paralelo, Estados Unidos baraja la posibilidad de restablecer relaciones diplomáticas plenas con la Libia de Gadafi, enemigo acérrimo de los Al Saud. Esto explica, al meno en parte, el brusco descenso del precio del petróleo de las últimas semanas. La OPEP amenaza con recortar la producción para mantener el ‘oro negro' por encima de los 100 dólares

El precio medio del barril en julio fue de 131,22 dólares. En cambio, en lo que llevamos de agosto, la media se ha situado en los 113,16 el barril. Actualmente cotiza por debajo de los 110. ¿Qué es lo que ha pasado para que se produzca este vertiginoso descenso? En ambientes petroleros explican la caída por factores coyunturales: la crisis afecta al consumo y por tanto al consumo de combustible. De hecho, España ya ha dejado de consumir como antes debido al precio del ‘oro negro'. Y de paso, el Gobierno ha notado una merma en la recaudación del impuesto sobre hidrocarburos.

Además, el impulso de la demanda de los países emergentes ha pillado a los productores con el pie cambiado. Técnicamente no es tan sencillo realizar la prospección que se encuentra en un absoluto cuello de botella. Para la prospección del gas sólo hay 5 compañías mundiales. No hay más. De momento. Y no se improvisan. Así que de momento, el mercado de producción está atrapado por una limitación técnica.

Pero esta es la explicación coyuntural que además, no explica por qué se produce un descenso severo en los precios. La crisis no se improvisa. La razón estructura o de peso -señalan fuentes del mundo del petróleo- es que la Casa Blanca habría amenazado a las familias Al Saud (Arabia) y Al Sabá (Kuwait) con retirar el apoyo militar y de inteligencia. O dicho de otra manera: ‘hasta aquí hemos llegado'.

En el proceso de negociación, los árabes tienen la sartén por el mango, pero el mango lo tienen los americanos. Es decir, los países productores estaban encantados con una cotización del ‘oro negro' a 140 dólares. Al fin y al cabo, Arabia y Kuwait son países intensivos en petróleo, sin diversificación económica. Petróleo caro, riqueza; petróleo barato, pobreza. Así que como es lógico estaban encantados.

Los consumidores -en cambio- estaban -estábamos- ahogados. Así que la Casa Blanca ha dado un ultimátum: o se bombea más o retiramos la protección militar y de inteligencia. Pero, ojo, no de los regímenes ni de los países, sino de las familias que gobiernan esos países con mano de hierro. Como es sabido, los líos de familias en Arabia Saudi y en Kuwait son fenomenales. Así que basta con el que el ‘primo de Zumosol' levante la guardia para que se produzca una guerra civil. Y tanto la familia Al Saud de Arabia como la de Al Sabá de Kuwait están sobrados de enemigos.

La amenaza parece haber sido efectiva a juzgar por la evolución del crudo. Pero es que además, la Casa Blanca tiene una segunda derivada: recuperar las relaciones diplomáticas plenas con la Libia de Gadafi que cuenta con unos desiertos inmensos con riquezas petrolíferas crecientes y de altísima calidad. Estados Unidos sería el último país occidental en reconciliarse con Libia. Gadafi pasó de ser el terrorista internacional que había que bombardear de la época de Reagan al presidente de un país con quien conviene mantener buenas relaciones. Un camino recorrido por la City londinense y por la Europa continental desde hace tiempo. Libia pasa de ser un apestado internacional a formar parte del club de los elegidos. ¿Razón? Sí, acertó: el petróleo.

El tema no es menor, porque conviene recordar que el rey Abdalá de Arabia calificó a Gadafi de "perro rabioso" en la última reunión de la Liga Árabe. O sea, no son especialmente amigos. Más bien se odian a muerte. Y ya se sabe: si eres amigo de mi enemigo, eres mi enemigo. Lo que pasa es que Arabia no puede estirar demasiado el chicle no vaya a ser que se rompa. Y Al Saud sabe que Arabia sigue siendo muy importante, pero que cada vez lo es menos. Libia y el petróleo del mar empiezan a comerle terreno. Así que más vale un mal acuerdo que un buen pleito.

Eso sí, la tensión permanece porque la OPEP sigue amenazando con recortar la producción para evitar que el petróleo baje de los 100 dólares. Y los Estados Unidos seguirán presionando con la amenaza de retirar la protección si el petróleo sube. Y los americanos son un poco brutos, pero cumplen con su palabra.