Los empresarios hondureños prefieren la sanción de la OEA a años de dictadura chavista
En un avión de la bolivariana ALCA pilotado por un venezolano, Manuel Zelaya intentó aterrizar este domingo en Tegucigalpa mientras el ejército hondureño trataba de impedirlo. Los enfrentamientos se han cobrado ya la vida de un manifestante de 19 años.
Mientras, Cristina Fernández de Kirchner optó por no acompañar a Zelaya y prefirió quedarse en El Salvador. Una actitud habitual que detectaron en su momento los montoneros, que se referían como perejiles (porque no valen nada) a aquellos de sus miembros que preferían quedarse mirando, no tomar las armas ni mojarse. La presidenta de Argentina volvió a su país tras comprobar el fracaso de Zelaya.
La Casa de América, principal referencia de las relaciones Hispanoamericanas, desplegó este fin de semana una lona en su fachada con el lema Democracia en Honduras. Miguel Barroso, director de la Casa de América y marido de Carmen Chacón, refuerza así la línea del Gobierno Zapatero, que ha manifestado diplomáticamente su disconformidad con el presidente interino Roberto Micheletti. Arriesgada apuesta porque Micheletti, que ocupa el cargo en defensa de la Constitución ha fijado ya fecha para unas elecciones que promete libres para el 29 de noviembre.
Los empresarios hondureños ya han manifestado que prefieren las sanciones de la OEA a un régimen como el de Venezuela. Consideran que pueden aguantar sanciones durante los seis meses que quedan hasta las elecciones y confían en que su principal socio comercial, Estados Unidos, no penalice económicamente al país.