Por cierto, que la salud del Rey es delicada y aún preocupa más su tono anímico bajo.
Lo que se instaura es una diarquía: la agenda de SAR Felipe de Borbón para este otoño no puede estar más llena. Además, sus aristas más duras están siendo pulidas con un mayor contacto con la sociedad española. Así, se van a intensificar sus contactos con periodistas y creadores de opinión.
Y todo eso es muy positivo, siempre que el heredero no olvide que la única función que le queda a las monarquías -pero es la más importante- en una democracia Europea actual consiste en convertirse en una referencia moral para los ciudadanos. Su padre trajo la democracia a España lo que representa un patrimonio que se ha administrado con tino durante 35 años, pero el heredero se lo ha encontrado todo hecho. Si comete el error de entregarse en manos de la progresía nacional, perderá el apoyo popular y alguien, algún día, promoverá un referéndum entre monarquía y república.
Eulogio López
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