Sr. Director:
La Catedral de Barcelona o cualquier otro templo no es el sitio idóneo para una protesta. Sería impensable una concentración de 1.500 personas en una mezquita árabe para exigir documentación para ser legalizados. Cada cosa tiene su lugar.
La Iglesia está para misas y rezos a Dios, la Virgen María y los Santos. Un lugar de culto público debe ser respetado escrupulosamente. Además, miles de laicos y consagrados de la Iglesia Católica española ayudan de forma impagable a los inmigrantes, por amor a Dios y a ellos, sus hermanos más pobres. Eso sin contar los 20.000 misioneros de nuestra nación repartidos por los cinco continentes trabajando entre miserias y guerras para formar pequeños oasis de paz en forma de dispensarios, leproserías, colegios, hospitales... una labor impagable.
Juan Francisco Fernández
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