No hay nada como hacer leña del árbol caído. En el insulto siempre hay que nadar a favor de la corriente, siendo fuerte con el débil y débil con el fuerte. Ahora mismo, ir contra las cajas es fácil: están contra ellas el discurso cultural imperante, el pensamiento único, o sea, el capitalismo financiero, o sea, la especulación sin límites que nos ha llevado a la actual crisis, el Gobierno, el PSOE, el PP (salvo los califas regionales cuando puedan sacar tajada), el Banco de España, los bancos que esperan quedarse con el negocio de su principal competidor... y muchos cajeros que quieren convertirse en sociedades anónimas porque tienen mucho más glamour. Por último están contra las cajas todos los financieros a los que la industria, la economía real, les importa un pimiento.
Los banqueros exigieron a las cajas de ahorros que se reconviertan, es decir que dejen de ser cajas, es decir, que se dejen devorar por los bancos.
Para ello, cuentan con otro elemento no menos importante: la globalización contable, uno de los monstruos más feos que asolan a la humanidad, realizadas a favor de los intereses del gran capital (sí, el gran capital existe, es la casta que nos ha llevado a la crisis, muy peligrosos).
Porque claro, una de las cosas que distingue a las cajas de ahorros -de naturaleza mutual- de los bancos -sociedades anónimas o sociedades sin alma- es que las primeras siempre han respaldado a la industria. Para ser exactos en España, las cajas son los accionistas de referencia de las empresas estratégicas en materia como energías y telecomunicaciones. Pues bien, toda la nueva normativa contable consiste en exigir más recursos propios por participaciones industriales. Conclusión: el mayor grupo industrial español, el de La Caixa está llamado a ser vendido. Criteria terminará siendo un banco. Piensen en los grupos industriales de Caja Madrid, Caixa Galicia, Ibercaja, Catalunya, Bancaja, CAM, etc.
Santander y BBVA no, los bancos, que son muy listos, hace tiempo que vendieron sus participadas industriales. Además es así, especulando con las acciones industriales como se gana más dinero.
Yo todavía recuerdo a Alfredo Sáenz, dos años atrás, diciendo lo siguiente. Llevo 30 años en este negocio y nunca nos habíamos preocupado del coeficiente de recursos propios. Sin embargo, ahora ese apartado resulta que es la clave de la solvencia bancaria. Los bancos pueden acudir al mercado de capitales con más facilidad, mucha más, que una caja de ahorros. Una verdadera celada contable contra las cajas de ahorros.
¿Por qué quieren los bancos que las cajas de ahorros se conviertan en S.A.? Para comérselas, naturalmente, y/o para quitarse un competidor de encima. ¿Por qué colaboran con ellos algunos cajeros? Para convertirse en banqueros, que tiene más glamour. Enrique Goñi es un buen ejemplo de esta impúdica metamorfosis. Es una gran mentira que, como siempre, se disfraza de bondad. No, las peticiones de los banqueros para forzar la reconversión de las cajas de ahorros está guiada, no por loables intenciones para salvar el sistema financiero sino por espurios motivos para liquidar al adversario.
Para el resto de los ciudadanos, la pregunta es otra: ¿son buenas las cajas de ahorros para la economía española? No, son imprescindibles.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com