Tengo la sensación de que la Ley del aborto, además de inmoral, consagra una inadmisible intromisión de los poderes públicos en el ámbito de la intimidad de las personas y de la educación de los hijos excluyendo totalmente a los padres de familia.
De hecho, con esta Ley, una o un menor a cualquier edad podría acceder a cualquier sistema de anticoncepción o abortivo sin necesidad de que se consulten o se informe a sus padres y además en la atención sanitaria que reciba obligatoriamente se la formará en este sentido al igual que en los centros escolares, esto es tan grave o más como la asignatura de Educación para la Ciudadanía en la escuela, al menos así lo piensa el presidente del Foro Español de la Familia y personalmente estoy de acuerdo con él.
Sin duda va más allá de lo que se dice puesto que con esta Ley se avanza en la introducción en el ordenamiento jurídico español de los planteamientos propios de la ideología de género para convertirlos en únicos y obligatorios tanto en los servicios sanitarios como en la educación y por supuesto sin contar para nada con la voluntad de los profesionales, de los padres de familias y de los propios menores.
Jesús Domingo Martínez
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