Fue miembro de la Comisión Prodi desde 1999 y pasó a la Comisión Barroso en 2004. Su mandato expira en 2009, pero Viviane Reding no se cansa después de una década en el poder. Quiere continuar con un tercer mandato después de haber ejercido como comisaria de Sociedad de la Información de la UE. Un puesto que no incomoda tanto a los países miembros como el de, por ejemplo, Asuntos Económicos.
Por otra parte, el hecho de haber sido diputada desde 1989 garantiza las simpatías de la cámara europea hacia la luxemburguesa. Su populismo y su marketing personal convienen al presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, hombre gris que quiere también repetir mandato al rebufo de la estrella de Reding. Por eso doña Viviane sueña incluso con convertirse en vicepresidenta encargada de Sociedad de la Información.
Sin embargo, su continuidad está en el alero y en tiempos de crisis el lobby europeo de las telecos empieza a hablar del bluf Reding. Hizo una gran apuesta para renovar las reglas del juego del sector y, a punto de acabar su mandato, se empieza a ver que detrás de tanto ruido no hay nada. Ni regulador europeo con amplios poderes, ni un escenario que, cuatro años después, pueda decirse que sea sustancialmente diferente al que se encontró. Las normativas sobre Redes de Nueva Generación ni chicha ni limoná, ni un marco normativo mínimamente predecible. Lo único, unos centimillos por aquí (roaming), o unas rebajas en terminación de red que no se sabe muy bien a quién benefician pero que pueden hacer desaparecer de la cartera 26.000 millones de euros. Si se aprueba, ¿con qué cara se presenta Barroso a pedir apoyo para un segundo mandato cuando habría impedido que la industria pudiera poner sus duros para ayudar a salir de la crisis, como no paran de decirle?
A lo mejor su estrella le cava el agujero...