Cerradas las urnas nos enteramos de que no se hará mención al Cristianismo en la futura Constitución Europea.

 

España y Polonia eran los que presionaban en este sentido. La Presidencia irlandesa, con un primer ministro, Bertie Ahern, que aspira a dirigir la primera Comisión Europea constitucional, está dispuesta a sustituir los orígenes cristianos de Europa por "las herencias culturales, religiosas y humanistas de Europa". O como alguien dijo: ¡Vaya mariconada!