Es tan bueno que no sé si creerlo. En mi tierra asturiana, en Lastres, los ecologistas han prohibido a los marinos echar flores al mar en honor de su patrona, la Virgen del Carmen, porque contaminan las aguas (las flores, no los ecologistas). Lo cuenta Ignacio Ruiz Quintano, en ABC, y yo me conformo con elevar mis preces para que ustedes no piensen que todos los asturianos somos así de idiotas, ni tan siquiera en verano: sólo algunos ecologistas.

Ahora bien, el maestro Ruiz Quintano ha hecho mal en propagar la nueva. La ministra Chacón, que no leerá el ABC para no contaminarse de centralismo pero a la que cualquier jefe de prensa desalmado podría chivarse, puede acogerse a la misma idea para prohibir la misa castrense en honor de la patrona de los marineros, la Virgen del Carmen: no es ecológica.

Por de pronto, en una eucaristía están encendidas las velas, que roban oxígeno al planeta, al igual que las multitudes de depredadores del medio ambiente, quienes no dejan de respirar todo el rato. Eso por no hablar del combustible inútilmente empleado en trasladar a las autoridades hasta acto tan cavernícola como una eucaristía o el rezo de la Salve Marinera.

La Cristofobia avanza, ciertamente, pero ahora lo hace a lomos del ridículo. En mi querido Lastres.

Eulogio López

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