Vale la pena recordar que la crisis griega estalló al descubrirse que los sucesivos gobiernos del país, de izquierda y de derecha, se habían dedicado durante décadas a malgastar los fondos públicos, aumentar hasta niveles asfixiantes el número de funcionarios, subvencionar servicios sociales fraudulentos y contraer así una deuda pública imposible de pagar.
Ahora ha estallado la burbuja de este engaño que tiene difícil arreglo. Y algo de esto nos ocurre en España, donde ya estamos viendo las cuentas en rojo que dejan como legado algunos ayuntamientos y comunidades socialistas mientras en el debate sobre el Estado de la nación el agónico Zapatero insistía en la necesidad de mantener el Estado del Bienestar.
Bien sabemos que el bienestar siempre ha sido más para unos que para otros, pero cada día se hace más necesaria una auténtica "revolución cultural" que nos devuelva a la realidad de una vida con menos lujos (coches de los presidentes de comunidades), más trabajo, más austeridad, más ahorro, más solidaridad y, en suma, más virtudes humanas que son las que hacen posible la cohesión social y el crecimiento económico.
José Morales Martín