- La incógnita es saber qué número de ediciones mantendrán en vegetal.
- Mientras, ABC huye hacia adelante: más páginas y más firmas, a pesar de las pérdidas.
- PRISA se mantiene en reconversión permanente mientras se proyectan nuevas ventas y Slim espera.
- En El Mundo, Galiano y Pedro J. Ramírez pelean por la reconversión pendiente.
- Tras su ampliación de capital, El Economista aguanta.
La crisis de la prensa tradicional no cesa. Por de pronto, Público, en concurso de acreedores, y Cinco Días, decano de la prensa económica española, ultiman su trasformación en diario digital. La única duda estriba en saber cuántas ediciones se mantendrán en papel, aunque, en el caso de Público podría circunscribirse a la edición dominical.
No se trata de buena o mala gestión sino de una reconversión imposible frente al auge de Internet, que le ha ganado la batalla y el derrumbe de la publicidad y que tiene más de estructural que de coyuntural.
La crisis es general pero hay un diario que parece no haberse dado cuenta: ABC huye hacia adelante. Es el único periódico que aumenta el número de páginas y de firmas, en lugar de reducir como hace el resto. Y sí, Catalina Luca de Tena, aunque no juega al golf con Esperanza Aguirre -ni con nadie- no vería mal que la presidenta de la Comunidad de Madrid presidiera Vocento. Otra cosa es que lo acepten los Ybarra y los Urrutia.
Por su parte, PRISA sigue en reconversión permanente. Ha cerrado 2011 con una deuda próxima a los 4.000 millones de euros y el consorcio Liberty continúa pidiendo mas recortes y, sobre todo, un nuevo turno de enajenaciones, de los que no se libraría ninguna unidad, tampoco las que componen el 'cor business' del negocio. El problema es que nadie quiere comprar. Y mientras, Carlos Slim (ya propietario de un 4% del capital) espera: si quieren que invierta más exige el control financiero de PRISA. Y mientras, Rajoy suplica a los bancos que no aprieten, porque si aprieta, PRISA se hunde.
En Unedisa, con El Mundo en pérdidas, el presidente ejecutivo, Antonio Fernández-Galiano, discute con el director Pedro J. Ramírez porque el primero pretende una nueva oleada de reducción de costes que también afectaría a la plantilla. Y Pedro J. Ramírez amenaza con marcharse de presidente a Vocento y dejar tirados a los italianos de Rizzoli.
Eso sí, El Economista, tras superar la ampliación de capital, aguanta: sus planes para transformarse en Internet han quedado aparcados.
La solución es Internet, ciertamente, pero el paso a digital supondría reducir las plantillas a una décima parte.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com