Sr. Director:
Espero que haya regresado ya de su retiro en las Batuecas. Por aquí le han salido muchos amigos durante sus vacaciones, admirados de su carta sobre la mundanización del Opus, que es Dei.
Mire, una persona de Opus Dei que consigue vivir su espíritu no es que sea un santo... es que es un héroe, un Mr. Increible (o una Mrs Increibla que diría la ministra porque las mujeres lo tienen peor). Están todo el día rodeados de materialidad, rozando lo mundano, resistiendo la tentación cada minuto del día como la de obviar a una famosa de buen ver que aparece en escena o no irse de chupitos con los compañeros después de una jornada de trabajo.
Hace 40 años, cuando vivía San José María, el no ir a misa un domingo, divorciarse, liarse con la compañera a las primeras de cambio o irte a vivir con tu novia eran cosas inhabituales y mal vistas. Hoy están a la orden del día y el no verlas bien supone ser considerado bicho raro.
¿Qué quiero decir con esto? Que cuando vivía el fundador era mucho más fácil ser del Opus Dei (y católico por ende) que ahora. La crisis del Opus, que es Dei, es consecuencia de estos tiempos y no es más que la misma crisis que sufre la Iglesia. Y pese a que suene a tópico, hay que adaptarse. Eso no significa aceptar la mundanización actual. Pero hay que adaptarse, no se puede nadar contracorriente con esta velocidad del río. Hoy no tiene ningún sentido, y no es más que un ejemplo, que existan numerarias auxiliares solamente dedicadas "a servir a sus hermanos mayores". ¿Por qué no hay entonces numerarios auxiliares? Eso es algo que hoy no sólo no se entiende sino que además es difícilmente explicable.
Antonio Fernández
eltonyon@gmail.com