Es mejor no entrar en detalles. Por ejemplo, es mejor no recordar que Baviera es la zona más rica de Alemania, o que Francia e Italia tienen impronta, e historia, católica, no luterana.
Más acertado sería recordar que lo que distingue a las sociedades protestantes de las católicas es el gusto de éstas por el patrimonio y el de aquéllas por la liquidez. Una segunda e inequívoca línea distintiva consistiría en afirmar que el mundo anglosajón es más amante de los mercados financieros que de la industria, en definitiva, que es más especulativo y menos empresarial. Más financiero que industrial, es decir, a los anglosajones les gusta más comprar y vender que producir. No es casualidad que las dos grandes bolsas mundiales radiquen en Nueva York y Londres. Y Oriente, hoy tan de moda, está copiando a Nueva York y Londres, no a París o Berlín. Un panorama pavoroso, que nos indica cómo la burbuja especulativa continúa ensanchándose también hacia los poderosos países emergentes.
En definitiva, con su tendencia hacia la predestinación y su postulado de que si los pobres son pobres es porque algo habrán hecho, el calvinismo ha identificado el enriquecimiento rápido con la virtud moral y ha entronizado la especulación como la forma más aristocrática y caballeresca de alcanzar una buena posición social, cuando lo cierto es que las finanzas siempre son los parásitos de la producción... tal y como estamos viendo durante la actual crisis.
La susodicha crisis está afectando más a aquellas economías muy financieras, es decir, a los países más ricos. No está afectando al Tercer Mundo porque en el Tercer Mundo hay menos especulación. En el pecado llevan la penitencia. Lo malo es que, como siempre, la codicia especulativa la crean los financieros y acaba afectando a la economía real.
Si en lugar de la actual crisis tomamos distancia y compramos las colonizaciones anglosajonas e hispanas, entonces hay que introducir otro nuevo factor diferenciador: la colonización española fue infinitamente más humana que la anglosajona: siguiendo la misma doctrina calvinista, los ingleses eliminaron a la población autóctona mientras que españoles y portugueses crearon una sociedad mestiza. Por eso existe la raza hispana, criolla de españoles e indígenas, pero no existe la raza angloindia. De ahí la gran estupidez de hablar de genocidio en la Conquista: en la economía española y portuguesa fue, precisamente, donde no hubo genocidio.
Y claro está, progresa -hablo de progreso material- mucho más deprisa una sociedad ya avanzada, trasplantada a territorio conquistado, que otra colonización dedicada a elevar a una sociedad anclada en un nivel tecnológico y social inferior, cuando no salvaje. Enseñar es más complejo y lento que matar y suplantar.
En cualquier caso, la crisis económica actual es crisis financiera, provocada por los financieros especuladores y en escenarios financieros. Por eso la sufren más los más codiciosos. Si no fuera por su contagio a la economía real, sería cuestión de aplaudir.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com