Yo creo que era un precipitado. Porque, en efecto, ha tenido que llegar la crisis económica de 2007, que no es causa, sino consecuencia de la crisis del hombre común, para conseguir que el hombre ordinario, dorado de un sentido común a prueba de bomba, empieza dudar de sí mismo.
Le han intentado quitar a Cristo en nombre la modernidad, a su familia en nombre de la libertad y a su hogar en nombre de la solidaridad que ha terminado en cueros. Y eso no resulta nada cómodo, no señor.
El verdadero problema llega cuando el hombre común no sabe lo que quiere. Que el poderoso no sepa lo que quiere no es noticia: no lo ha sabido nunca.
Eulogio López
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