Sr. Director:
Las ramas principales del Islam son los sunnitas (85 %) y los chiítas: que estarían entorno al 15%, y que son mayoría en Irán, Irak y Bahrein, e importante minoría en Líbano, Kuwait y otros estados de Oriente Medio.
El que Irán, acusado de desestabilizar Oriente Medio y que representa al Chiísmo ( a través de la Autoridad de los Ayatolas), crezca como potencia en Oriente Medio y rivalice con los sunnitas Saudíes y Egipto, es la carta que juega la otra potencia regional, que son los EEUU, que ya desde el año 1933 tiene presencia en la zona (después de los acuerdos de exploración petrolera con la Casa Saud y que establecieron unas alianzas que han durado hasta nuestros días ), y que no va a abandonar bajo ningún concepto.
Ahora que Turquía, otra potencia regional y fiel aliada del gobierno norteamericano, ve más alejada su incorporación a Europa (lo que le obligaría a jugar más activamente la baza de un Oriente Medio libre de amenazas), haría posible precipitar la pinza que se cierne sobre el país persa desde todos los frentes: Afganistán, Irak y el Golfo.
Para los que han pretendido la posibilidad que EEUU reconozca el ejercicio de un cierto protectorado iraní sobre las regiones chiíes de Irak y Líbano, y que sentaría las bases de una paz duradera en esta zona de Asia Central, se ve contradicho por los acontecimientos, en que el escenario anti-iraní se refuerza al ritmo de las centrifugadoras.
El llamado de Cheney a sus aliados ( de los que pretende financien las nuevas operaciones norteamericanas en la región ), desde el portaviones "John C. Stennis" y frente a las costas emiratíes del golfo pérsico, nos hace recordar aquella alianza internacional que se fraguó contra el Irak de Sadam Hussein y que desembocó en la operación "Tormenta del Desierto", lo que nos lleva a preguntarnos si EEUU contaría ahora con los aliados suficientes para repetir aquella coalición: la respuesta parece ser que sí, a tenor de los cambios sucedidos en Europa y el temor a Irán por parte de los estados sunnitas. Que estamos en la cuenta atrás, después que ni a China, a quien por el momento no le interesa un mundo bipolar y que está sumida en un ambicioso proceso de transformación, ni a la Rusia de los oleoductos y los gaseoductos, parece interesarles enfrentarse a EEUU y sus aliados de Oriente Medio, parece descontarse después del llamado de Cheney, que es la antesala de una frenética campaña diplomática que se avecina inminente.
Pablo de Saavedra
pdesaavedra@yahoo.es