Esta ideología parte de la convicción de que la esposa ha sido utilizada por el marido a lo largo de la historia, mediante la imposición de estereotipos sociales leoninos que la han tenido retirada de la vida pública, destituida de derechos y confinada al recinto familiar. Intenta implantar una sociedad en la que todas las personas sean uniformes, una sociedad sin distinción entre sexos en la que cada uno, aparte de las idiosincrasias biológicas con las que germine, elija su propia identidad de género y su orientación sexual.
El embarazo, por lo tanto, es calificado como una injuria, una carga agobiante que la sociedad ha castigado a la madre para dominarla y encerrarla en la esfera familiar.
Uno de los fines del feminismo de género consiste en destruir a la familia, a la que califica de la principal fuente de opresión de la mujer.
Juan Pablo II aseveró que: Eliminar los atentados contra la vida, asegurando el apoyo a la familia y a la maternidad: la política familiar debe ser eje y motor de todas las políticas sociales. El futuro de la humanidad está en la familia, es urgente que la familia sea apoyada. Contra la cultura de la muerte, la familia constituye, la sede de la cultura de la vida.
Clemente Ferrer Roselló
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