Además, los movimientos provida mundiales instan a sus gobiernos a luchar contra la miseria, no contra la pobreza promoviendo un marco que haga posible una educación y una vivienda justa. También exigen a sus gobiernos un sistema sanitario que garantice una atención bajo el criterio de equidad. El control de la natalidad nunca podrá ser una prioridad sanitaria.
Por su parte, los asistentes se comprometen a apoyar a las familias para atender de manera prioritaria a los niños en situación de vulnerabilidad, desarrollar escuelas de padres, estudios multidisciplinares en bioética, tratamiento humanitario del síndrome postaborto y multiplicación de los centros de ayuda a la mujer. Todo un compromiso que exige también el apoyo de las distintas administraciones públicas.