Tumbó al españolista Emilio Ybarra y al nacionalista Pedro Luis Uriarte, con una cuestión que, a la postre, se revelará una tormenta en un vaso de agua. Aprovechó para cargarse a todo Neguri, a las rancias familias Aguirre, Delclaux, Icaza y Zubiría. Colaboró con el Banesto de Mario Conde, fue el único broker que se lucró del periodo condiano (especialmente con la operación Oil Dorna) y salió indemne del Caso Banesto. Accedió al cargo de presidente de Argentaria sin la menor experiencia bancaria, pero enseguida mostró sus dotes expulsando a casi todos los directivos que dejara Francisco Luzón. Luis Valls no quiso saber nada de él, así que se fusionó con el BBV, más que nada porque Ybarra se aburría, y porque Botín se había comido a Banesto y a Central Hispano. Así que se unieron BBV y Argentaria, y FG puso en marcha la siguiente escabechina: terminó con el copresidente, con el consejero delegado, con todo Neguri y, de paso, con los ricos de Madrid que habían invertido en el banco : Alfonso Cortina, Alicia Koplowitz, los Entrecanales ,etc.
No contento con ello, empezó a prejubilar a todos los ejecutivos de prestigio a los 52 años de edad y, ya de paso, se cargó al vicepresidente Jesús María Caínzos y al consejero Gregorio Marañón sin dar explicación alguna. Y que viva la transparencia. Al final, consiguió no tener enemigos en el banco. Ni enemigos, ni amigos, ni capital, porque entre todo el Consejo junto de FG no controla ni el 0,5% del accionariado.
Para tranquilizar a los medios, FG ha regado de publicidad y otras facilidades financieras a la prensa, tanto de información general como especializada, con similar generosidad como la de Botín. Un ejemplo : Es verdad que Hispanidad lanzó la exclusiva de la operación (ver sección Hemeroteca) el pasado viernes 26, pero también lo es que el rumor estaba en los medios desde 48 horas antes... sólo que ninguno de los rigurosos periódicos del Sistema se atrevió a publicarlo. Una vez que Hispanidad lo destapó, eso sí, todos se lanzaron al ruedo, sin citar el origen, naturalmente, con profundos análisis sobre la cuestión.
Por tanto, FG es -a lo mejor hay que decir ha sido en breve- un presidente déspota. Demasiado cadáver en el armario y demasiada gente con ganas de venganza. Y lo que es más grave: no es un empresario, es un intermediario financiero con alma de especulador y de controlador de la información que se genera a su alrededor y de la que depende su futuro.
¿Quién ha comenzado la caza y captura de FG? El asesor económico monclovita, Miguel Sebastián. Venganza pura: el director del Servicio de Estudios de BBVA, al que FG despidiera con muy malas formas, medra en política y prepara su venganza. No perdamos de vista este detalle: En España, que está en pañales en democracia económica, los señores Sebastián y el ministro de Industria, José Montilla, son los que quitan y ponen presidentes en compañías privadas. El Estado de Derecho no ha llegado a la gran empresa española.
Más: la libre competencia también está en mantillas. Miren ustedes, si en Estados Unidos llega un equipo de inversores ante la SEC y plantean lo que ahora ha planteado Sacyr, acaban en la cárcel comprador y comprado. ¿Cómo es posible que el vicepresidente del primer banco del país, Juan Abelló, esté en una operación para descabalgar al presidente del segundo banco del país, su competencia directa? Es como de chiste. Para los norteamericanos, la libre competencia no es un principio económico, sino moral: es la base de la igualdad de oportunidades de todos ante la ley.
Tercero : no hablamos de empresarios, sino de negociantes. Juan Abelló no quiere ser presidente del BBVA. Sacyr, tampoco. Lo que quieren ambos es la potente división inmobiliaria del banco, especialmente, la operación Chamartín.
Y así, entre Gobierno que dirige empresas (no las gestiona, pero sí manda en ellas), medios informativos domeñados por el poder económico, empresarios que sólo son especuladores e instituciones de supervisión sometidas, el tejido empresarial español se rige por la ley de la selva. Y lo más gracioso es que el muy progresista Gobierno Zapatero se ha aliado con la plutocracia más tiránica que se recuerda. Al lado de estos, los viejos banqueros, como Garnica, Escámez, Aguirre, Boada, Asiaín, Toledo o Valls eran verdaderos creadores de riqueza.
Eulogio López