Este es Chávez, el amigo del Gobierno español. Pero no se apuren: Correa es peor.

Los ejecutivos son gente práctica, poco dados a los matices y a las largas presentaciones, aunque amantes las reuniones interminables siempre a la espera de que a alguien se le ocurra una idea.

Los ejecutivos de las empresas españolas que operan en Iberoamérica saben que es lo políticamente incorrecto, por lo general, lo absolutamente cierto. Saben que el venezolano Hugo Chávez un cantamañanas aprendiz de Hitler, de la misma forma que saben Evo Morales es un pinchauvas con tendencias violentas que, afortunadamente, a veces resultan retardadas, como su propia política. Saben que los Kirchner son un matrimonio de cleptómanos, insufrible él y aceptable ella, salvo cuando no le ponen una cámara delante, en cuyo caso se convierte en una Barbie. Saben que están obligados a fiarse de Lula, el hombre sobre el que gira ahora mismo el futuro de toda la América hispana -sólo México vive de espaldas a Brasil- y saben que con Michelle Bachelet se pueden hacer negocios pero no amistad. Por último, saben que el ex cura Lugo, el padre todos los paraguayos, es un pobre obseso incapaz de controlar su bragueta.

Ahora bien, existe un consenso sobre que el peor, el más peligroso de los líderes bolivarianos es el ecuatoriano Rafael Correa. Hombre formado en Estados Unidos, es un personaje peligroso, que ha logrado el mecanismo legal para perpetuarse en el poder -el que no consiguió el mismísimo Hugo Bolívar Chávez- sin que nadie haya levantado la voz. Correa es un dictador capaz de empezar cualquier conflicto bélico o hacer que otros lo empiecen. Sí, sin lugar a dudas el peor. Y esto, como me confesaba un banquero español, lo percibes más cuando le tratas cara a cara porque entonces se quita la máscara de la sonrisa y se vuelve intratable. En el mundo diplomático no hay duda sobre su vinculación con la narcoguerrilla colombiana FARC.

Lo saben nuestros empresarios pero, al parecer, nuestros políticos, cómplices de la deriva totalitaria que está cundiendo en Iberoamérica. ¿O quizás no quieren saberlo?

Eulogio López

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