El arranque de esta película, con tinte existencialista, no puede ser más dramático: Una joven llamada Eleanor intenta suicidarse. A partir de este grave suceso vamos conociendo el motivo de tan drástico acontecimiento. Casada con Conor formaban una pareja feliz hasta la muerte de su hijo, que ninguno de ellos ha asimilado.
Precisamente, la dificultad para afrontar el dolor por la pérdida de un ser amado, es el eje central de este drama conyugal que tiene la peculiaridad de que, en su origen, fueron dos películas tituladas El y Ella que se presentaron en el Festival de Toronto por separado el pasado año.
Aunque la desgarrada historia de amor de este matrimonio (certeramente interpretado por James McAvoy y Jessica Chastain) llega a interesar e, incluso, a conmover por la fragilidad de ella, no ocurre con mismo con el resto de los personajes de la trama que no acaban de estar tan bien hilados, resultando en algunos momentos demasiado literarios en sus diálogos o llegando a la pedantería y vacuidad en otros casos (el personaje de la madre, encarnada por Isabelle Huppert, resulta cargante en cada una de sus apariciones…).
Dos consideraciones curiosas para los melómanos del pop: El título de la película obedece a que el padre de la protagonista se apellida Rigby y era un fan del grupo británico The Beatles. Otra curiosidad: a pesar de su título, en ningún momento del desarrollo de la película se oye el precioso tema.
Filme que parece beber en las fuentes de la Nouvelle vague pero con un toque cínico más propio de nuestro tiempo.
Para: Los que les interesen las películas que aborden las crisis matrimoniales con cierto talento