Sí, han entendido bien: subir, no bajar, y una semana de haber terminado con la huelga de transportistas por asfixia económica de los huelguistas. Afirma que el gasóleo aún es barato en España. Ya saben la teoría: si subimos aún más los impuestos se consumirá menos. Madrid se coloca así frente a Sarkozy, quien inicia su Presidencia europea. El debate nuclear arrecia, porque nadie entiende el empecinamiento de ZP en las renovables. El vicepresidente económico vuelve a mentir para defender el "nuclearik ez" de su jefe: imputa costes de residuos entre 1.000 y 1.500 años para concluir que la nuclear no es tan barata. Mientras, Sebastián espera que la Unión Europea fuerce a su amigo ZP a aceptar lo inevitable y calla

"Si la fiscalidad de hidrocarburos hubiera sido más alta, nuestro consumo habría sido menor y habríamos transferido menores recursos a los productores". Este es el análisis de un Pedro Solbes que en la mañana de este martes se presentaba ante la ‘City' madrileña con el perfil más burócrata y funcionarial que nunca. El mensaje es claro: Solbes está radicalmente en contra del proyecto Sarkozy de recortar la fiscalidad de los hidrocarburos. "La fiscalidad española es baja, a pesar de todo".

Y esto a una semana del final de la huelga de transportistas, los camioneros autónomos no aceptaron las medidas del Gobierno, pero estaban obligados a seguir trabajando. Una subida adicional del gasóleo sencillamente terminará con el sector. Recuerde que de cada euro que el ciudadano se gasta en combustible, el Estado se queda con 50 céntimos. Así, la subida del gasóleo es un chollo para el Gobierno.

Más. ¿Existe especulación como denuncian las petroleras? "Todo el mundo quiere que la culpa la tenga otro". En opinión de Solbes no hay problemas de oferta tras "algunos anuncios" y hay algo menos de tensión por parte de la demanda. Así que "no hay razón para que el precio se haya disparado en relación a hace un año", aunque reconoce que quizás sea valor refugio.

En otro orden de cosas, el vicepresidente económico, Pedro Solbes se ha visto obligado a mentir, una vez más, para defender la irreductible, cada vez más absurda, postura del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, contra la energía nuclear. Así, en la mañana del martes, en Madrid, durante una de sus escasas comparecencias abiertas ante el público, Solbes dijo que si se computaba el coste de la gestión de residuos, la energía nuclear no es tan barata. Algo que la patronal UNESA ya se ha preocupado de demostrar falso, por lo que Solbes -no es broma- imputase los gastos de los próximos 1.000-1.500 años de gestión de residuos.

Alguien le recuerda al vicepresidente que el hombre de la moratoria nuclear, su correligionario Felipe González se han encargado de recordar que si no producimos energía nuclear le compraremos energía nuclear a Francia. Pero para algo existe el ‘estilo Solbes' existe para algo: "No sabemos si es nuclear y si Francia tiene excedente, ¿por qué no la vamos a comprar?". Si quieren saber si la energía francesa es nuclear, lo único que tiene que hacer es preguntárselo. Lamentable.

Pero así son las cosas, porque el lunes, en un empecinamiento que ya nadie entiende, Zapatero, desde Dinamarca, volvió a apostar por molinillos y placas solares e incluso, paneuropeo él, insistió en que todo el continente debería adoptar la misma postura. Precisamente ahora, en que ingleses e italianos han apostado por la energía nuclear como el único modo de que Europa logre mantener su independencia económica, garantía de su sistema de libertades. Y es que las renovables, independientemente de cualquier debate, no pueden ser -por la sencilla razón de que no lo aseguran, ni de lejos- el cuerpo centro del suministro. Sencillamente, no dan abasto. Lo que pueden ser, y son, no es más que un complemento de la hidroeléctrica, la térmica de carbón y gas y las nucleares, que aportan energía de forma intensiva.

El ministro del ramo, Miguel Sebastián, partidario convencido de la energía nuclear es más práctico: sencillamente espera a que La Unión Europea obligue a su testarudo jefe de filas a cambiar de opinión, pero, en el entretanto, España está pidiendo un tiempo precioso para ZP pueda presentarse como el verde.  

No sólo eso, en plena crisis, el erario público no puede permitirse el lujo de seguir financiando con dinero público a las empresas que, como Acciona, Iberdrola o Abengoa, más se aprovechan de las primas a las renovables, que sin esas subvenciones no pueden competir con las energías fósiles.