He pasado unos días en la Costa Brava, uno de los rincones más bellos que pueden encontrarse en el sur de Europa.

No me preocupan las banderas independentistas que ondean en Gerona (Girona, si lo prefieren, aunque no se por qué cuando hablamos en castellano decimos Girona y no decimos London). Representa una nota de color en un pueblo admirable por su creatividad, como es el catalán, pero tendente al sentimentalismo cuasi adolescente

Me preocupa más la paganización que he contemplado en Cataluña. Empecemos por la capital, Gerona. Preciosa catedral. En su frontis tienen pegado un cartel en el que se informa del horario de la catedral: Cultural, de 8 a 10 de la mañana; Cultural, de 10 a 20,00 horas. Es una proporción adecuada que se traduce así: una catedral dedica dos horas al día al culto a Dios y a los sacramentos y 5 veces más a la visita turística. Pagada, claro está. Mire usted, una catedral es antes que nada un templo para adorar al Creador y hablar con él, siguiendo la frase del labriego: Dios está en todos partes y mayormente en el sagrario.

La descristianización de la Costa Brava se deja ver en otros puntos: por ejemplo, en la reducción del número de eucaristías. Ejemplo: en toda la zona de Castelló de Ampurias, inmensa zona poblada y que en verano multiplica su población, hay días en que sencillamente no hay misa. Al parecer, alguien ha olvidado que la supresión del Sacrificio es una de las marcas que la Biblia, no ningún iluminado, defienden como síntoma de la segunda vendida del Redentor, que no deja de ser la verdad de fe que recitamos en el Credo.

Un detalle: Castelló de Ampurias posee una basílica que los naturales del lugar querían ver elevada a catedral. ¿Y para qué quieren una catedral donde no hay presbíteros que administren los sacramentos?

Es curioso, porque los curas aseguran que no hay misas porque no hay fieles. A ver si va a ser al revés: que no hay fieles porque no hay misas. En cualquier caso, el éxito de una eucaristía no se mide por los fieles asistentes sino por la celebración en sí misma, Aunque el sacerdote oficie en soledad, el milagro que sostiene el mundo se produce, con la misma relevancia que si se tratara de una eucaristía para un millón de personas.     

Por lo demás, los preciosos templos de Figueras, Rosas y otras grandes poblaciones de la provincia, permanecen cerrados durante todo el día. Lo difícil que les debe resultar a los fieles gironins visitar al Santísimo.

Sí, resulta un poco preocupante.

Eulogio López

euogio@hispanidad.com