La desvergüenza del comisario europeo de la Competencia Mario Monti no tiene límites. En la mañana del miércoles, se conocía que su departamento acepta el plan francés para salvar a su gigante de infraestructuras Alstom de la quiebra. Para ello, Bruselas sólo exige una reducción adicional de capacidad del 10%, es decir, 1.600 millones de euros.

 

Mientras, los astilleros españoles Izar reciben una multa. Están apunto de cerrar porque Europa considera ayudas de Estado incompatibles con el mercado común las aportaciones recibidas por los astilleros del Estado. Y eso que hablamos de un sector que sufre el dumping de los astilleros asiáticos, con los que las autoridades comunitarias han sido tradicionalmente más comprensivas con las ayudas estatales. Pero es que, naturalmente, Izar es español, y Alstom francés. Y no es lo mismo.