La pasada semana ha sido una de las más duras para la economía española, y si es verdad que no somos Grecia ni tampoco Irlanda, la situación no puede continuar.
En cualquier momento puede hace el crack. Sin los mensajes adecuados por parte del Gobierno, y en un contexto de incertidumbre, la deuda española aparece más vulnerable que nunca. En una secuencia dramática que nuestro país es incapaz de atajar, la prima de riesgo de los bonos españoles a 10 años marcó otro máximo y superó los 250 puntos básicos por primera vez desde la creación del euro. La respuesta del Ejecutivo fue la de atenerse a su hoja de ruta. O sea el inmovilismo. El peligro es que el drama actual puede tornarse en tragedia. Para los socialistas catalanes ya se ha tornado.
Suso do Madrid