Las bromas son habituales, hasta pueden ser sanas, pero mentir no, engañar a una persona, es ir directamente contra su dignidad. Y engañar públicamente es burlarse, o intentarlo, de la mayoría de la gente.
¿Es posible quedarse impasible ante los engaños? Conformarse con la mentira no es sólo descubrirla ante nosotros sin inmutarnos. Conformarse es no tener espíritu crítico, no reflexionar. Es leer indefectiblemente el mismo periódico siempre, ver el mismo telediario siempre, consultar en las mismas webs siempre.
Se puede decir entonces que una persona así es esclava de la mentira, porque no busca, no compara, se fía de una sola fuente, cuando la realidad es bastante compleja y necesitamos de puntos de vista variados. Fiarme de mi madre, de mi conyugue, de mi amigo, es lógico. Sería la vida muy dura sin confianza. Pero fiarme de los medios es lógico sólo a medias. Cada uno tiene su punto de vista y yo debo buscar lo objetivo. Nos hace libres la Verdad y es nuestra responsabilidad buscarla. La peor dictadura es la de la mentira.
José Morales Martín