A lo mejor no me he expresado bien cuando, en un reciente artículo, titulaba que el Papa Francisco 'animaba' el relevo en la cúpula del Opus Dei. La sustitución del actual prelado de la Obra, Javier Echevarría, y su sustitución, en el mando del día a día, por el argentino Mariano Fazio, amigo personal de Bergoglio, vicario del Opus Dei en Argentina, tiene mucho calado.
En plata, lo que ha hecho el Papa Bergoglio es una intervención en toda regla de la Prelatura personal. Y tiene todo el derecho a hacerlo. Es el Papa y es quien nombra o cesa
obispos, es el vicario de Cristo en la tierra. Punto y final.
Javier Echevarría ha obedecido la insinuación del Papa Francisco, los jesuitas boicotearon la orden de Juan Pablo II
Pero a lo mejor me he dejado la conclusión primera en el tintero. A mis ojos, lo más relevante no es que el Papa cese -es un cese, no una dimisión- a Echevarría, sino que a éste le ha bastado una insinuación del Papa para vivir en grado heroico el más difícil de los tres votos: el de
obediencia. Y Echevarría lo ha hecho a pesar de que su salida rompe con la historia reciente del Opus Dei: los
prelados se jubilan cuando se mueren. Y lo más importante: el prelado se ha apresurado a obedecer…a pesar de que se trataba de una
sugerencia papal, no de una orden.
Hace falta mucho valentía para lahumildad, para la soberbia sirve cualquiera
Es decir, Echevarría ha hecho justo lo contrario de lo que hicieron los jesuitas cuando
Juan Pablo II quiso poner orden en aquella jaula de grillos, o de algo más, en el que se había convertido la
Compañía de Jesús. Sabotearon su reforma, se adhirieron a sus ambiciones, se excusaron en las norma internas de la compañía y en el mundo -en el mundo algo menos, aunque también- y, en definitiva, se rebelaron contra las órdenes del
Pontífice. Convirtieron a los héroes en villanos y a los villanos en héroes, difundieron la imagen de papa
Wojtyla como la de un tirano (ojalá lo hubiera sido, en el presente caso) y se acogieron al viejo dicho de "
los Papas pasan pero yo permanezco".
Naturalmente, el Opus Dei es el reaccionario y la Compañía, los progresistas. Y debe ser cierto: el progre enreda, sabotea y manipula para salirse con la suya. El pérfido y reaccionario Opus Dei, sediento de poder y riquezas, ha tenido el coraje de obedecer. Porque cuando se trata de un clérigo, la rebeldía contra Roma es lo fácil: lo difícil es someterse. La humildad siempre ha exigido arrojo, para ejercer la soberbia sirve cualquiera.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com