Hoy en día existe una forma radical de ruptura entre la realidad de la naturaleza y la conducta, respecto a la diferenciación sexual; esta forma de ruptura es la que propugna la "ideología de género".
Según esta ideología, no existe sexo (varón o mujer), como realidad natural; sólo existe género, es decir, "roles" opcionales en la conducta sexual; por consiguiente, la diferenciación de sexos sería un simple fenómeno cultural producto de la lucha del dominio del varón sobre la mujer. Cada uno podría llegar a "ser" lo que quisiera: heterosexual, homosexual, transexual o bisexual.
Esta ideología propugna que se "impongan", en el actual sistema social, los siguientes conceptos:
No existe diferencia entre varón y mujer, ya que esta diferencia es artificial y discriminatoria, luego debe eliminarse.
Esta diferencia es una alienación del ser humano, y el matrimonio heterosexual y monógamo es la primera alienación social.
Por tanto debe desaparecer el matrimonio y toda unión estable, así como la maternidad que esclaviza a la mujer. Los hijos serían un producto de encargo y la educación correspondería al Estado.
Para conseguir estos fines, una de las acciones llevadas a cabo por los que propugnan la "ideología de género" consiste en cambiar el lenguaje, es decir en conseguir que la sociedad hable de género en vez de sexo, con lo que se habrán sentado las bases para ir "instilando" poco a poco la mencionada ideología en el conjunto de la sociedad.
Ahora bien, la diversidad sexual entre varón y mujer es un hecho natural, evidente en los planos físico, psíquico y social. Esa diferencia no se explica sólo por las pautas culturales de una sociedad determinada, ni como fruto de una construcción jurídica, antes bien, es una realidad previa a la sociedad.
Afirmar que la persona humana no es varón ni mujer por naturaleza, y reducir su sexualidad a la opción sobre la orientación sexual, como una más de las posibilidades de la libertad del individuo, supone, cuando menos, una alteración de la ciencia. Pero, sobre todo, manifiesta una voluntad de deformar la realidad y sustituirla artificialmente por una ideología.
Por otra parte, el afirmar que la persona existe en la realidad como varón o mujer, no necesita ningún razonamiento filosófico o científico: basta la evidencia del sentido común.
Antonio Barro Ordovás