Se está luchando por la vida que es sagrada y nadie ni nada debe atentar contra ella. La droga es la muerte, la inmolación de millones de seres ingenuos, en aras de uno de los más sucios y terribles negocios que ha conocido la humanidad. Luchar contra la droga, con una educación adecuada, con una menor permisividad, con un mayor respeto a la persona, con el ofrecimiento a la juventud de una perspectiva vital.
Los jóvenes españoles de 15 a 24 años califican que el derroche de estupefacientes es dañino, pero que lo consumen para verse integrados y porque estiman que es lo normal a su edad. Este es uno de los principales resultados de la indagación: La lectura juvenil de los riesgos de las drogas: del estereotipo a la complejidad, ejecutada por el Plan Nacional sobre Drogas, a través de 1.200 consultas y seis grupos de discusión. Se busca investigar cómo disciernen los adolescentes el lance de la dilapidación de alcaloides.
Casi todas las pericias para la prevención del consumo de narcóticos se han asentado en que alzando esa sensación de peligro se prevendría el empleo de drogas. Sin embargo, en la indagación se pone de manifiesto que el barrunto de los peligros no es bastante si no se tienen en cuenta otros factores.
Los adolescentes juzgan que la droga más grave es la cocaína, seguida de las píldoras y el cannabis. Asimismo opinan sobre las ganancias de la dilapidación de estimulantes. El 89 por ciento de los muchachos juzgan que no gratifica nada el derroche de pastillas, el 87,1 por ciento opina lo mismo de la cocaína, el 70,8 por ciento del cannabis. Los dos enigmas básicos son de carácter relacional, peleas con los allegados: un 16 por ciento y de violencia un 14,2 por ciento. Les siguen los atropellos, con un 11,7 por ciento, y los aprietos mentales, el 10,4 por ciento.
La batalla contra el comercio y el derroche de narcóticos. La voluntad de paralizar esta dañina espada de Damócles para el tejido social, que origina el delito, la crueldad y favorece la devastación física y emocional de muchos mortales, requiere un compromiso político, colaboración mundial y la ayuda de todos.
Clemente Ferrer
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