Se cabrea China y se cabrea Alemania

El presidente de la Reserva Federal le sigue dando a la máquina de hacer dinero aumentando la liquidez, esto creando una burbuja que supere a la de 2007. Y Obama, un desastre de política económica, aplaude.

El presidente del Banco Mundial asegura que hay que volver al patrón-oro para fijar las paridades entre divisas. No está mal pensado, pero lo importante es reducir la exuberante liquidez del sistema.

Vivimos en una economía financista, éste es el problema. Eso significa que se fabrica mucho dinero, pero la economía no consiste en fabricar dinero, sino en fabricar productos y servicios para el bien común. Mercados y bancos -aquéllos que compran y venden dinero- sólo son medios, no fines, por eso se les llama intermediarios financieros. El banquero se diferencia del empresario en que el primero sólo compra y vende, en busca de la plusvalía, pero eso no aporta nada al bien común.

El exceso de liquidez que potencian Obama y Bernanke presagia un nuevo desastre y una crisis permanente. Que será crisis financiera, sí, pero ése es el problema: las finanzas nunca ayudan a la economía real pero sí pueden hundirla por lo de siempre, por sobreendeudamiento y por la obsesión de que sea la economía real -los contribuyentes- quienes salven a la especulación financiera privada -intermediarios financieros, bancos y bolsas- y a la especulación pública -deuda soberana-, cuando lo que hay que hacer es dejarles quebrar.

Esta vez Merkel tiene razón: Obama y Bernanke nos llevan al precipicio. Juan Pablo II llamó a este estado de cosas financierización de la economía. Lo que está ocurriendo no es otra cosa

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com