¿Quién dijo que don Marcelo no iba a acudir hoy a la cita de Ávila? ¿Cómo no iba a estar en el Monasterio de
Ella misma cuenta lo que es
Pues bien, como don Marcelo estaba muy enfermo, tanto que se fue al Cielo el miércoles 25 por la tarde, las carmelitas de Ávila pensaron en monseñor Cañizares para que continuara la tradición. Y en efecto, hoy jueves
Desde luego que las carmelitas de Ávila han elegido a Cañizares por ser el sucesor de don Marcelo en la sede primada de Toledo. Pero el testigo que va a recibir va a ser mucho más amplio que sucederle como celebrante en tan señalado día. Y como el testigo que uno entrega al dejar esta tierra se identifica con la propia vida, no está de más recordar algunos aspectos del quehacer de don Marcelo, sin duda todos ellos importantes, menos uno que es importantísimo, y que será el último al que me refiera.
Don Marcelo había nacido en Villanubla (Valladolid) el 16 de enero de 1918. Hijo de un pequeño comerciante, ingresó en el Seminario Diocesano de Valladolid, un año antes de que estallara
El 21 de febrero de 1966 fue nombrado arzobispo coadjutor, con derecho a sucesión, del Arzobispado de Barcelona, tomando posesión del cargo en el mes de mayo, y el 7 de enero de 1967 pasó a regir dicha sede. El Papa Pablo VI le nombró miembro del primer Sínodo de obispos en septiembre de 1967, y en junio de 1968 fue nombrado miembro de
En primer lugar, don Marcelo fue un hombre valiente. Desde luego que en su juicio particular no habrá sido catalogado como uno de los perros mudos que se niegan a cuidar el rebaño con su silencio, cuando acecha el peligro. Por eso, no se quedó extasiado ante el texto constitucional y denunció en su día la ambigüedad de algunos capítulos referentes a la vida, la familia y la educación. Los hechos no han hecho más que darle la razón. Por eso, me parece que Cañizares, en sus últimas intervenciones, ha recogido el testigo de don Marcelo, cuando con sus denuncias contra el poder político, no hacen sino recordar que la fuente de la moralidad no reside ni en
En segundo lugar, don Marcelo se opuso con firmeza a la ley del divorcio, cuando ésta fue elaborada por el Gobierno de UCD, plagado de católicos. ¿Hará falta recordar que el divorcio es anticatólico porque es inhumano? ¡Cuántas tragedias, lágrimas y ruinas económicas se han derivado del divorcio en medio de un espeso silencio o del apoyo explícito de tantos católicos, para no ser acusados de retrógrados, sin percatarse que el divorcio ya existía en la época de Matusalén! Así es que el testigo de don Marcelo en este punto no es otro que palo al divorcio, venga del partido que venga.
Y en tercer lugar, el gran mérito de don Marcelo, ese importantísimo aspecto al que antes me refería, el que le va a dar un puesto de preferencia en el Cielo, es, sin duda, su seminario de Toledo. Y es que la religión católica no es una religión intimista, sino sacramental, porque por deseo de su Fundador, Jesucristo, la gracia fluye a través de los Sacramentos y su confección no es posible si no existen sacerdotes. Y gracias al seminario de Toledo millones de cristianos en toda España han podido recibir las gracias sacramentales. Y es que en el origen de la apostasía generalizada a la que no hace mucho se refería Cañizares, está el desmantelamiento de los seminarios en España. El gran vacío contra el que don Marcelo empeñó los mejores de sus esfuerzos.
Javier Paredes