¿De verdad puede alguien creer que un país como Italia está quebrado? Su industria es pujante, su nivel de vida alto, su capacidad de ahorro privado muy superior a la española, su desempleo lo mismo.

Sin embargo, el FMI acude presto a su rescate, tras exigirle controlar sus medidas económicas y medidas de ajuste. La clase política se resquebraja y los amigos traicionan: Bossi ha pedido en la mañana del viernes la dimisión de Berlusconi. Se acabó don Silvio. No es que me guste el personaje, pero eso no importa: el caso es que al primer ministro italiano no le han derribado los italianos, sino don Mercado Financiero.

En Grecia lo mismo: el gobierno elegido por los griegos no aguanta. Don Mercado Financiero exige un gobierno de concentración, es decir, lo más parecido a una dictadura, con el loable fin de presentar a los griegos un plan de ajuste draconiano pero, eso sí, impulsado por todos: la izquierda y la derecha. Como se sabe los economistas son muy propensos a equivocarse pero, eso sí, todos juntos, al mismo tiempo, en la misma dirección. Esto es, el error por consenso. Eso es muy consolador: os fastidiamos, sí, pero por consenso político.

Volvamos a Italia. ¿Cuál es, entonces, el problema? El problema es que el bono italiano a 10 años -el más significativo- cotizaba en el mercado secundario al 6.58% el pasado lunes, el día oscuro de Silvio Berlusconi. Y la prima de riesgo o diferencial frente al bono alemán, llegó a rozar los 500 puntos. ¿Es tan buena la economía alemana respecto a la italiana? Por supuesto que no. Lo que ocurre es que Alemania tiene buena prensa e Italia no. Lo que ocurre es que los intermediarios financieros, que operan con el dinero de los demás, han decidido que Italia es el país a atacar, por dos razones:

1. Por la de siempre: hemos acostumbrado al especulador financiero privado a que no quiebren ni países ni bancos. Alguien les salvará, Es decir, les salvaremos todos, a escote.

2. Porque cuando el bono a 10 años cotiza a esa locura en el mercado secundario se está forzando al Tesoro italiano a lanzar emisiones a muy alto precio, con lo que ya no capta dinero en el mercado para sus prestaciones sociales sino para pagar la deuda anterior. Es la espiral de la deuda pública, la agonía que precede al deceso.

Don Mercado Financiero, además de codicioso, es idiota. Se independizó de la economía real y lleva desde entonces una vida de vicio a costa de los demás. Y así, a Italia no le hundirá el haber emitido mucha deuda -no tiene más que Alemania, medida sobre PIB- sino el hecho de verse forzada a emitir a altísimos precios.

Esta es una hermosa y solidaria manera de hacer Europa.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com