El Papa durante el rezo del Ángelus del domingo 10 de noviembre en la Plaza de San Pedro señalaba que "en Jesús, Dios nos dona la vida eterna, la dona a todos, y todos gracias a Él tienen la esperanza de una vida más verdadera que esta.
La vida que Dios nos prepara no es un simple embellecimiento de la actual: ella supera nuestra imaginación, porque Dios nos sorprende continuamente con su amor y con su misericordia".
Por lo tanto, destacaba que "¡no es esta vida la que hace referencia a la eternidad, a la otra vida, aquella que nos espera, sino es la eternidad que ilumina y da esperanza a la vida terrenal de cada uno de nosotros!".
Afirmó, además, "la experiencia que hacemos de su amor y de su fidelidad enciende como un fuego en nuestro corazón y aumenta nuestra fe en la resurrección. De hecho, si Dios es fiel y ama, no puede serlo por tiempo limitado: ¡la fidelidad es eterna, no puede cambiar, el amor de Dios es eterno, no puede cambiar!
No es por tiempo limitado: ¡es para siempre! ¡Es para ir adelante! Él es fiel para siempre, y espera a cada uno de nosotros, nos acompaña a cada uno de nosotros con esta fidelidad eterna". Todo un recordatorio para el mes de noviembre, que, recordemos, la Iglesia lo dedicado a los difuntos y de difuntos, más próximos o más lejanos, todos tenemos.
Suso do Madrid