El Papa Francisco ha vuelto a insistir en que el buen funcionamiento económico global tiene dos claves esenciales: la ética de la verdad y la solidaridad gratuita.
Y esa ética de la verdad, especialmente subrayada en la Doctrina Social de la Iglesia, implica el respeto a la dignidad de todo hombre.
La economía, que tanto preocupa a los gobernantes, no tendría sentido alguno si no procura la salvaguardia de la dignidad humana que empieza con la concepción y prosigue con la posibilidad de mantener la familia, educar a los hijos, buscar a Dios y desarrollar las propias capacidades humanas.
Todo un programa para que la paz sea posible en el mundo.
Jesús D Mez Madrid