Por su interés, publicamos el artículo de José Alberto Fernández, publicado en la edición de hoy del diario Expansión, sobre la próxima reforma del IRPF y sus trágicas consecuencias para la economía familiar.
La próxima reforma del IRPF que prepara el PSOE va a empeorar la ya dudosa constitucionalidad de la tributación de las familias en España. Esto ocurre ante la pasividad de las organizaciones familiares, más preocupadas por el día a día que por el futuro. Mal asunto, porque la reforma fiscal planeada puede dar la puntilla definitiva a la Familia española.
Dice el artículo 31 de nuestra Constitución que Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica. Pero nuestro IRPF convierte capacidad económica en volumen de ingresos, de forma que se aplica la tarifa sólo en función del sueldo. Pero, evidentemente, una familia en la que el padre tiene un trabajo remunerado y la madre se ocupa de la casa (o al revés) y están criando cuatro hijos, tiene mucha menos capacidad económica que un soltero sin hijos que gane lo mismo.
El IRPF que estableció el PP trató de paliar esta injusticia aplicando reducciones por mínimo personal y familiar, que son mayores cuanto mayor es el número de personas a cargo. Además, se permite hacer la declaración conjunta, con objeto de gravar la capacidad económica de toda la familia, especialmente cuando existe un único perceptor de rendimientos.
La proyectada reforma del PSOE pretende suprimir tanto los mínimos familiares como la declaración conjunta, de forma que la Familia queda constitucionalmente discriminada desde el punto de vista tributario. Los sujetos pasivos deberán aplicar la misma tarifa con independencia de que sean solteros o tengan que mantener esposa/o y varios hijos. Como mucho, para disfrazar esta barbaridad, se concederán algunas deducciones vergonzantes; pero previamente se habrá aplicado el mismo tipo impositivo a ambos, como si su capacidad económica fuese siquiera comparable. Por otra parte, la mitad de los hijos no podrán computar y las deducciones que pudiese aportar el cónyuge que no obtiene rentas se perderán (por ejemplo, la mitad de la inversión en vivienda).
Esto no es un ataque más a la Familia: es su sentencia de muerte. Con una fiscalidad así, las familias en las que alguno de sus miembros no obtenga rentas estarán pagando los impuestos que le corresponden al resto de contribuyentes. Si se trata de una familia numerosa, su autonomía económica será prácticamente nula. De esta forma, en España, por disposición legal, traer hijos al mundo se convertirá en un proyecto económicamente inviable. Es curioso que cuando el resto de nuestros socios comunitarios compiten para ver cuál de ellos concede más beneficios a la familia y a los hijos, España -con la menor tasa de natalidad- siga considerando a la Familia, especialmente la numerosa, como una reminiscencia franquista a eliminar.
Quizá haya quien piense que exagero... pues para evitar dudas, ofreceré algunos datos. Con el nuevo sistema pagarán lo mism un soltero sin personas a su cargo con un sueldo de 30.000 euros al año; un esposo/a que con dicho importe tenga que mantener a su cónyuge; o un esposo/a que con 33.000 euros anuales tenga que sacar adelante a su cónyuge y a sus cuatro hijos.
Hay muchas formas de evitar esta discriminación familiar... pero lo que se aprecia en este gobierno no es ánimo de solucionarla, sino de agravarla... porque parece que lo único que les interesa es atacar a la Familia... también por el flanco fiscal.
Por supuesto, hay una camino fácil para evitar este agravio inconstitucional: acudir al divorcio exprés y convertirse en familia monoparental, que van a ser las protegidas por la nueva norma: mantener al cónyuge y los hijos no desgrava; pero la pensión pagada al ex-cónyuge y a los hijos que convivan con él sí.
¿No es esto una sentencia de muerte para la familia?
José Alberto Fernández López
Economista Asesor Fiscal