Ya he dicho muchas veces que lo de Telecinco y Cuatro, la gran obra de Silvio Berlusconi en España, no es telebasura: es telemierda. Programas como Sálvame, con su pornografía de los sentimientos, o programas como La Noria, con su pornografía de la razón, no pueden ser definidos como telebasura, porque la basura es reciclable mientras que las heces solo sirven para enterrarlas.
Viene esto a cuento del caso del bloguero Pablo Herreros (en la imagen) quien inició -en Internet, cómo no- la campaña para que los anunciantes retiraran sus spots del programa La Noria, el Rey de la programación Berlusconi, un personaje, por cierto, que no se atreve a soltar en sus canales italianos la porquería con la que inunda su filial española. Al parecer, los españoles tenemos más tragaderas: nos tragamos hasta a Jorge Javier Vázquez.
Al final, Herreros se ha visto obligado a llegar a un acuerdo en el que transige con la idea de que las marcas no tienen "responsabilidad directa" en la emisión de contenidos.
Hombre, en la emisión no, esa responsabilidad corresponde en su totalidad a Vasile y Berlusconi. Ahora bien, los anunciantes claro que tienen responsabilidad en la supervivencia de la telemierda. De hecho, si ellos se negaran a pagar por introducir sus 'spot' entre las heces, no habría tanta basura.
Y lo peor es que el pacto judicial envalentonará a Tele 5.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com.