Sr. Director:

A falta de problemas deportivos que solucionar y de poner orden y concierto, disciplina y respeto en las competiciones mundiales de fútbol, que dependen de este organismo, la FIFA, ha ido a corregir de raíz el gran escándalo y provocación, que suponía para la inmensa mayoría de espectadores, algo tan maléfico, dañino y provocador, como que los jugadores hiciesen signos religiosos o llevasen palabras alusivas a su fe cristiana en las camisetas.

Duras sanciones se aplicarán tanto a los individuos como a los equipos que osen exteriorizar sus sentimientos religiosos antes, durante y al final de las competiciones.

Esta medida, sin precedentes, va iniciar una nueva era en los campos de fútbol, donde desaparecerán, por idéntica razón de provocación, todas las muestras de contento que escenifican muchos jugadores al marcar un gol, como bailar, hacer piruetas, abrazarse, revolcarse en el césped, quitarse la camiseta y ondearla a la afición, hacer la cunita por el bebé recién nacido, salir corriendo de estampida etcétera.

Ni que decir tiene que dicha medida tan oportuna, necesaria y ejemplar ha sido recibida con entusiasmo indescriptible en todas partes y medios. ¡Todo sea por la pureza, brillo y limpieza del deporte rey¡

Miguel Rivilla San Martín

miriv@arrakis.es