La crisis crediticia que comenzó hace cuatro años había hundido a UBS. El banco suizo se había caracterizado, tal y como reconoció en su informe de transparencia, porque "Primaba un sistema de remuneraciones que animaba a los directivos a generar negocios sin tomar en cuenta los riesgos reales, lo que evidentemente favoreció las pérdidas". Una forma fina de explicar por qué la entidad se metió de lleno en el fango de las subprime y otros productos especulativos. Mientras, en Estados Unidos, UBS tuvo que enfrentarse a acusaciones de fraude. En pocas palabras, UBS no era exactamente una víctima de la crisis, pero sí tuvo que ser rescatado y su última "reestructuración" se llevará por delante 2.000 empleos.
Cuando el gigante suizo parecía salir de la UVI, los resultados del grupo arrojaron un beneficio de 1.807 millones de francos suizos (1.408 millones de euros) en los tres primeros meses del año, lo que supone un retroceso del 18% respecto al mismo periodo de 2010. Esta caída se explica por el impacto negativo de la fortaleza del francos suizo.
No obstante, los analistas entienden que la mejora de un 9% con respecto al anterior trimestre y la llegada de fondos por 22.300 millones de francos suizos (17.387 millones de euros), el triple que en el cuarto trimestre de 2010.
el flujo de entrada de nuevos fondos en la división de banca privada alcanzó los 11.100 millones de francos suizos (8.660 millones de euros), lo que supone el mejor dato de la entidad desde 2007. Las principales aportaciones proceden de la región Asia Pacífico y de otros mercados emergentes, al tiempo que destaca el segmento de 'ultra ricos', que compensaron la salida de capitales europeos.
Mariano Tomás
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