• El presidente Rajoy responde al catalán que "viaja a ninguna parte" con su plan para conseguir la independencia en 18 meses.
  • El líder del PSOE también se distancia de Artur Mas y le acusa de gobernar sólo para una parte de los catalanes.
  • El 'enemigo' para el PP y el PSOE es el mismo, pero con discrepancias esenciales: vía judicial (Rajoy) frente a reforma federal (Sánchez).
  • Por cierto, Rosa Díez y el presidente se enzarzan a propósito de quién ha engañado más a los españoles con la celebración del 9-N.
  • En suma, demasiados tapones para una solución a la mayor crisis territorial sobre el tablero.

La política española pasa por Cataluña, casi inevitablemente como quien dice, con tres actores que prueban día a día el más difícil todavía: Artur Mas, Mariano Rajoy (en la imagen) y Pedro Sánchez. Es lo más parecido al recorrido por un largo túnel en el que no se llega a divisar nunca un poco de luz. La cuestión se reparte, según se mire, entre pactos desechables, que es lo que ocurre entre la Generalitat y el Gobierno central, y la imposibilidad de pactos entre los otros dos actores, PP y PSOE, para salir del atolladero. Conclusión: mucha oscuridad y futuro incierto.

Vamos por partes. Artur Mas planteó ayer martes un plan, agárrense, para conseguir la independencia de Cataluña en 18 meses, ni más ni menos, a partir de las próximas elecciones, por supuesto plebiscitarias, y con una "lista unitaria" que represente a todos, partidos y sociedad civil. No lo pone fácil. En bastante menos de 24 horas, Rajoy, en la sesión de control de esta mañana en el Congreso, ya le ha contestado: sigue usted en un "viaje a ninguna parte". Tampoco lo pone fácil. ¿Y Sánchez que añade al guión Tampoco nada nuevo. Carga contra Mas y contra Rajoy. Al primero le dice que está fracturando, todavía más, la sociedad catalana para 'pescar' votos y al segundo, que la solución es la España federal que propone el PSOE.

Nada se mueve, por tanto, como en un estanque sin canales de diálogo, digo de  entradas de agua. Para Rajoy, Mas es el presidente parcial de sólo una parte de catalanes -en eso ha coincidido con Sánchez- y marcha al paso contrario de lo que sucede en el mundo mundial. Pero ha repetido contra Mas, paradójicamente, el mismo argumento que el PSOE emplea contra Rajoy: el inmovilismo político. Rajoy ha acusado al 'president' de salir de su aburrido independentismo y olvidarse de la "prioridad básica" de atender la crisis económica y crear empleo. Y esa "falta de acción", encima, la tiene que cubrir el Gobierno central para que "los proveedores de la Generalitat sigan cobrando, los servicios públicos sigan funcionando y financiándose y se siga atendiendo a los vencimientos de la deuda catalana".

Imposible cuadrar el círculo por mucho que mucho que la política sea más o menos poliédrica.

Por cierto, un episodio 'simpático' en la sesión de control. Rosa Díez, de UPyD, le ha reprochado que mintió a los españoles cuando les aseguró que no habría consulta que finalmente se celebró el 9-N, y encima "de la peor de las maneras: sin garantías jurídicas ni democráticas". A Rajoy no le ha temblado el pulso al contestarle que la ley se ha cumplido, que él ha cumplido con su deber y que es ella la que engaña, lo que le convierte en una persona poco fiable. El 9-N ya está en fase judicial (por la querella de la Fiscalía), el Gobierno sabrá porqué. Los partidos nacionalistas catalanes, encantados. Seguirán montado numeritos en el Congreso, en el Senado o donde haga falta.

Rafael Esparza

rafael@hispanidad.com