El pasado 10 de enero, el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña publicaba las bases reguladoras de una subvención del Departamento de Relaciones Institucionales y Participación para recuperar, conservar y proclamar la memoria democrática antifranquista. No se trata de la primera línea de subvenciones, porque ya en el 2005 el mismo Departamento abrió una línea de subvenciones dirigida a proyectos de recuperación de la memoria histórica de la lucha por la democracia y de sus procesos en la sociedad catalana.
Pero esta vez, el tripartito echará el resto, porque se conmemora en este 2006 el 75º aniversario de la II República y el 70º aniversario de la Guerra Civil. Por esta razón, han publicado una extensa regulación de las condiciones para acceder a dicha subvención. Entre los objetos de la convocatoria destacan aquellos proyectos dirigidos a la recuperación de la memoria histórica de la lucha por la democracia durante el período comprendido entre 1931 y 1980.
En el animo paritario del Gobierno catalán también se financiarán los proyectos destinados a la recuperación de la memoria democrática que tengan como protagonistas a las mujeres, especialmente la de esas cuya trayectoria es menos conocida. La participación de mujeres en los proyectos de investigación o de propaganda, también da puntos.
Para los ayuntamientos catalanes, se establece también una subvención para la elaboración de los inventarios de la simbología franquista presente en edificios públicos, en la nomenclatura de las calles y en las fachadas de los edificios privados. Todo un despliegue de actuaciones que tiene como destapar las lápidas y regresar al guerracivilismo. Eso sí, entre comillas. No está muy claro que el pobre contribuyente catalán esté entusiasmado con este tipo de destinos presupuestarios. Pero ya se sabe, se trata de la pólvora del Rey. Y en paralelo, lamentar el déficit fiscal.