Andalucía y Cataluña habían llegado a un acuerdo con el centro nacional de Medicina regenerativa Carlos III para compartir programas de investigación y, por supuesto, financiación. Valencia se quejó, entonces, al estilo anuncio de Navidad: "Esperadme, esperadme, que yo también quiero subir". Y por si no se les había entendido suficientemente bien, anunciaron ante los medios de comunicación que ya tenían líneas celulares registradas.

Desde entonces, se ha producido la negociación con el Ministerio de Sanidad. Y finalmente, se ha alcanzado "en similares términos a los alcanzados con Andalucía y Cataluña", señala De la Vega. Curiosamente, nada de esto aparece en la referencia informativa que se entrega a los periodistas al finalizar el Consejo de Ministros, por lo que da la impresión de que el acuerdo se ha debido de tomar de manera precipitada.

Recordamos que estos centros de medicina degenerativa investigan sobre células embrionarias -es decir, sobre diminutos e imperceptibles seres humanos- para tratar de curar enfermedades. Y recordamos también que los experimentos realizados hasta la fecha han demostrado no sólo que estas líneas celulares tienen eficacia cero, sino que producen tumores. Pero el Gobierno, sigue utilizando con eficacia el dinero de los contribuyentes por si toca la lotería. Y sino, repiten el sorteo. Y lo peor: jugando con vidas de seres humanos, para demostrar a la humanidad que el Gobierno ZP es el más progre del mundo mundial. Y la Generalitat Valenciana le sigue el juego. Lamentable.