Siempre se olvidan las cuestiones más primarias. El gas es más fácil de extraer que el petróleo pero mucho más difícil de transportar. Esta es la llave de todo lo que está ocurriendo en el sector hidrocarburos.
La gran estupidez de La Unión Europea sería depender del gas ruso y del gasoducto que proviene de Moscú. Sólo un periódico español (El País, lunes 15), como buen diario español acomplejado de serlo, podría titular la siguiente tontuna: Berlín firma un acuerdo con Moscú ante la falta de una política energética común. Por favor: Berlín ha firmado, y continúa firmando, acuerdos preferente de suministro con el principal productor de gas, no sólo de Europa, sino del mundo, que es la Rusia de Putin.
Por lo tanto, Merkel no continúa la política de Schröder porque no hay acuerdo en Bruselas, sino porque está pensando en el suministro de Alemania, no en el de la Unión Europea. E.ON no quiere Endesa, lo que quiere son los clientes de Endesa para colocarles el mismo gas ruso, aunque tampoco haría ascos a duplicar sus fuentes de suministro, uniendo al gas ruso la aportación argelina.
Lo que tiene que hacer Europa es, por tanto, diversificar sus fuentes de suministro de gas. Y la lógica habla de tres vías: gasoducto ruso que nos libre de los puestos del inestable Magreb; gasoducto argelino, que nos libre de los sustos del aprovechado y errático Putin, y plantas de licuefacción, buques gaseros y regasificación. Y para ello hay que tener, o bien operadores públicos propios (no están de moda) o bien operadores privados propios. Esta es la razón por la que E.ON no debe comerse Endesa, y por la que La Caixa y Endesa deben llegar aun acuerdo pacífico aunque Gas Natural deba pedir perdón por la arrogancia con la que se manifestó un 5 de septiembre. Isidro Fainé, verdadera clave del proyecto, así lo ha manifestado : llegar a un acuerdo. Ahora Manuel Pizarro tiene la oportunidad de exigir, está en su derecho, las condiciones de la unión. Y Repsol YPF debiera entrar en el convenio.