En privado los banqueros reconocen que han entrado de lleno en la promoción inmobiliaria. El ciclo de la mora no es un chicle, es para mucho tiempo. No se habla de la mora de las PYME, en las que no hay nada que embargar. Se considera que una mora del 8% es una mora de quiebra

El Banco de España publicó el jueves los datos de créditos dudosos, que arrojan una morosidad del 5,07%. Con respecto al mes anterior, la mora de diciembre de 2009 aumentó un 0,02%, lo que refleja una ralentización de la dudosidad, aunque en términos interanuales la diferencia es de 1,7 puntos porcentuales. El Banco de España admite que no andamos lejos del peor dato de mora, el 5,31% de mayo de 1996.

En las sucesivas presentaciones de resultados anuales, los bancos pronosticaron un aumento de la morosidad durante la primera mitad del año y un descenso a partir de ese momento. Puede que disminuyan las entradas en mora, pero no conviene ser tan optimistas. El ciclo de la morosidad no se estira y se contrae como un chicle. Reducir la mora en sí lleva su tiempo porque, una vez que se empieza a no pagar, la deuda queda. Cuando es imposible hacerle frente, se considera que el préstamo es fallido o se embarga la propiedad.

A partir de entonces llegan los problemas. Los bancos se han encontrado con pisos suficientes como para constituir una promotora y con suelo de sobra para competir con las inmobiliaria. Así que los banqueros se han convertido, contra su propia voluntad, en ladrilleros.

Lo peor es que está prevista una nueva oleada de morosidad que afectará a las PYME y que aún no ha llegado. En este caso, los empresarios se quedarán sin negocio, pero los bancos no tienen nada que embargar. No sólo eso, sino que los propietarios de PYME cuentan a su vez con hipotecas sobre sus pisos a las que no podrán hacer frente. Por tanto, la reducción de la mora se presenta difícil. El valor de los préstamos fue un 1,7% inferior al de 2008, mientras que el valor de los dudosos duplicó en 2009 al del ejercicio anterior. Aunque parece lejana, una mora del 8% es lo que los expertos consideran suficiente para que el banco se vaya a la quiebra.

Mariano Tomás

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