Sr. Director:
El sábado que viene, Gallardón, va a casar a dos gays del PP. A los matrimonios de verdad no los casa nadie, sino que se casan ellos en presencia de testigos, uno de ellos cualificado. Los impostores sí necesitan quien los case. El Partido Popular lleva por delante un juego doble o triple. Muchos o pocos detestamos lo que hace el PSOE en materia de familia, de defensa de la vida y de educación, pero tienen a su favor, y nosotros al nuestro, que sabemos donde están trincheras y dónde el adversario, respetamos el uniforme y no nos mentimos sobre lo que opinamos de esos temas. El Partido Popular juega a la guerrilla, intercambiando uniformes según actúe en territorio amigo o enemigo, salvándote unos días la vida y entregándote otros al enemigo.
Ya lo dijo Rajoy cuando la presentación del recurso contra el matrimonio gay: la decisión la he tomado yo. Ese es el problema, que en materia de familia, de defensa de la vida y de libertad educativa, con el PP de responsable político, gobernando o en la oposición, estamos al albur del parecer del jefe, no de un ideario político con el que poder identificarse. Que el PSOE es una calamidad pública es la mitad de la verdad. La otra mitad es que el PP es una calamidad pública. Si aquí lo único que importa son los intereses económicos de cada quien ya veré yo qué me conviene más. Si el sustento de la unidad nacional se fundamenta en las raíces cristianas de España, esas mismas raíces fundamentan la verdad del matrimonio y la familia. Con razón dejó el PP de llamarse democristiano para pasar a ser liberal. Y lo lógico en un partido liberal es dejar que cada particular o comunidad se autodetermine libremente.
El PSOE defiende lo que no es y el PP es incapaz de defender nada con coherencia. En medio, el pueblo cada vez menos soberano e indolente, se marcha a la playa cada vez que el tiempo amenaza con elecciones.
Serafín García Herreros
serafingh@hotmail.com