Cuando escribo esta crónica (13.40, hora local española), el IBEX 35 sube un 1% y la tranquilidad es la tónica en todos los mercados europeos, con la excepción de Londres. Y en la City madrileña se repite que la prensa no ha estado a la altura, al vaticinar una especie de ‘crash' irreparable.
Puede que la prensa se haya dejado contagiar de la histeria, compañera inseparable de la especulación. Porque la causa de esta crisis, como de todas las crisis bursátiles desde hace medio siglo, y del préstamo (¿acaso todos los mercados financieros no son otra cosa que un continuo préstamo?) desde hace 400 años, no es más que la especulación, la codicia. Hoy, nacido el siglo XXI, la bolsa no es más que un enorme casino, aunque, eso sí, un casino globalizado. Y, de esta forma, con la reciente mini-crisis hemos podido comprobar cómo se globalizan los problemas de los ricos, que no sus ganancias.
Ahora bien, personalmente opino que, esta vez, y sin que sirva de precedente, lo único que han hecho los medios es aplicar el precedente: dejarse contagiar por la mencionada histeria. Y hasta tiene su lógica, cuando el Banco Central Europeo (BCE) se dedica a inyectar liquidez a chorro en el Sistema. Si no era para tanto, ¿por qué inyecta tanta liquidez? La prensa puede haberse equivocado, pero los cabezas de huevo de Francfort mucho más.
Veamos, lo más grave no es que una serie de cotizaciones se derrumben, quien tiene dinero para invertir en acciones es porque le sobra ahorro, una vez que ha conseguido cubrir sus necesidades vitales. La crisis bancaria, como decíamos el viernes, es un poco difícil de creer por una crisis inmobiliaria, es decir, por una crisis nacida de una morosidad en el crédito más seguro: el realizado con garantía real.
Por tanto, ¿dónde está el miedo? ¿En las hipotecas de alto riesgo? No. El riesgo está en la especulación alrededor de un producto tan nobilísimo como la hipoteca. En mi artículo anterior hablaba de ‘titulización' o ‘paquetización', la estrella especulativa del siglo. Es decir, la obsesión por el dinero y la plusvalía a corto: convertir en un solo paquete, en un activo financiero, el conjunto de créditos hipotecarios de los particulares o de los promotores representa multiplicar el componente especulativo de los mercados financieros: ganar menos, pero ganarlo antes. ¿Presta la titulización algún servicio social, contribuye al bien común? En ningún caso. Sin embargo, en el casino financiero de hoy, el gestor más moderno es el que más tituliza. Por ejemplo, en la banca española: Bankinter.
En cualquier caso, los mercados financieros han dejado de ser un apoyo para el ciudadano y para la empresa: ahora son sus parásitos.
Por otro lado, para la ciudadanía, lo peor que ha ocurrido no es la minidebacle bursátil del jueves 9 y del viernes 10 de agosto, sino el empeño de las parecidas autoridades monetarias europea y norteamericana de subir los tipos de interés para controlar una peligrosísima inflación que no se contempla por lado alguno. El espíritu sádico del monetarismo renace una vez más. Y eso sí que es una crisis peligrosísima.
Eulogio López