Los que directa o indirectamente nos dedicamos a la producción de alimentos hemos de incorporar al argot profesional dos palabras: sostenibilidad y huella, está última especialmente de carbono.
Como que tal vez muchos no sepan a qué nos referimos, me ha parecido conveniente exponer que entendemos por huella de carbono.
La huella de carbono es la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto por un individuo, organización, acontecimiento o producto.
Ésta huella y su conocimiento, en una sociedad preocupada por el medio ambiente puede servir para conseguir una ventaja competitiva y acceder a nuevos mercados; también para mejorar las redes de negocio y el alcance comercial; reducir los costes operativos; avanzarse a la legislación sobre el cambio climático; dar respuesta a las preocupaciones de los consumidores, etc.
Creo que vale la pena que los productores y distribuidores empecemos a tenerla en consideración.
Domingo Martínez Madrid